martes, 5 de mayo de 2015

LIBERTAD Y LUEGO...¿QUÉ?

Como todas sabemos, desde un tiempo a esta parte, en España se vive una situación de crisis estructural que afecta a muchos ámbitos de la sociedad, haciendo una especial mella en el sector económico, laboral y social. 

Y es que durante los últimos años la brecha de desigualdad económica se ha visto engrosada por las circunstancias y la ya nombrada crisis, llegando a provocar la polarización de la riqueza y el bienestar social de la población, o lo que es lo mismo, la reestructuración de las clases sociales provocando un aumento en las clases bajas y altas, y disminuyendo paulatinamente la clase media.

Por ello, si la situación ha tendido a complicarse para el grueso de la población, es comprensible que sea todavía más compleja y dura para todas las personas y colectivos que se encuentran en situación de vulnerabilidad y exclusión social.

Tanto es así que, como ya hemos ido comentando en entradas anteriores, creemos que una parte importante de nuestra labor como futuras educadoras sociales es la de visibilizar y dar a conocer las situaciones de marginación y exclusión, ya que entender el origen y el por qué ocurren las cosas, es el primer paso para poder cambiarlas.

Así pues, en relación con la temática del blog, hemos realizado un pequeño cortometraje que esperamos sirva una vez más para adentrar y acercar a los y las lectoras de este espacio a la realidad con la que se encuentran las personas en el momento de su puesta en libertad.

¡Esperamos que os guste!






martes, 21 de abril de 2015

SÍNDROME DE INSTITUCIONALIZACIÓN

A lo largo de nuestras vidas, hemos podido conocer casos o historias virales sobre personas que, tras haber sufrido una situación de captura o secuestro desarrollan síndromes que marcan o determinan su comportamiento (síndrome de estocolmo por ejemplo).

Y es que en los momentos en los que las personas se encuentran en situación de vulnerabilidad o debilidad psicológica, son el mejor caldo de cultivo para este tipo de trastornos. Los mismo sucede cuando se somete a una persona a un proceso de institucionalización, pues dicho proceso genera en las personas que lo viven una serie de pautas y normas de comportamiento, que acaban provocando dificultades a la hora de desarrollarse en comunidad posteriormente.

Esto sucede así ya que, cualquier institución se rige por un sistema de normas, normas que no sólo se dirigen hacia el cumplimiento de las mismas  sino también al sistema de relaciones que se establecen entre los componentes de la institución, el espacio y el tiempo, es decir, todo lo que repercute en la vida de las personas.

Así pues, y partiendo de a convicción de que la cárcel es una de las instituciones más represivas que existen, a medida que el tiempo pasa y más prohibitiva sea, las carencias en el individuo irán agravándose progresivamente. Por ello las personas que han sufrido una larga estancia en prisión pueden desarrollar dificultades de adaptación y relación en un medio no cerrado, en ocasiones puede producirse también en estancias cortas.

La “prisionalización” es uno de los tipos más severos de este síndrome. Esto genera que al salir de prisión los reclusos sufran una situación de desventaja social respecto a los demás, provocando una gran necesidad de reinserción.

Además, no está de más recalcar que cuando una persona entra en prisión, todo su entorno se ve afectado. La persona que entra a una institución penitenciaria a cumplir condena sufre las consecuencias que terminan afectando también a su entorno más cercano.

Por un lado, la persona que cumple pena de cárcel puede contar o no con el apoyo de su entorno más cercano, del mismo modo que la familia puede estar recibiendo apoyo por parte de la sociedad, o por el contrario estar experimentando un rechazo social por parte de la misma debido a la situación.

El problema surge cuando ante el ingreso y la estancia en prisión, la persona pierde totalmente su libertad y autonomía, teniendo que seguir una serie de normas y pautas que determinan cuál y cómo ha de ser su conducta y sus rutinas diarias. Todo este proceso, acostumbra a vivir de tal manera a la persona que pasa por ello, que finalmente cuando llega el momento de –por fin- terminar de cumplir la condena, no hay más que obstáculos en la nueva etapa que la espera.


Ligado a las necesidades personales se encuentran los problemas económicos y socio laborales. Estos, derivan en una falta de autonomía y autogestión de la propia persona. Es común encontrar casos de personas convictas que se encuentran en situación de desamparo y soledad. Estas personas además de contar con escasas capacidades para tejer nuevas redes sociales, en un alto porcentaje de casos provienen de redes que ya antes de ingresar en prisión, se encontraban en situación de marginación y exclusión social. Por ello, el entorno más cercano es un aspecto a tener en cuenta a la hora de trabajar la reinserción e integración de una persona ex convicta.

Así pues, entendemos que el colectivo de personas ex convictas es uno de los colectivos más castigados por la exclusión social y la marginación. Es por ello, que como estudiantes de educación social, estamos poniendo nuestro foco de atención en él, para profundizar, trabajar, comprender y poder aportar nuestro granito de arena en el proceso de reinserción de estas personas.



miércoles, 8 de abril de 2015

ESCANEANDO LA CÁRCEL

Cuando escuchamos hablar de la cárcel es habitual que se nos venga a la mente esa imagen de cárceles tenebrosas y oscuras que tantas veces caricaturizan en las películas como la de Alcatraz, con barrotes en lugar de puertas y grandes muros sin ventanas.

El aparente hermetismo de esta institución no hace otra cosa sino contribuir a la creación de prejuicios y alimentar estereotipos y mitos sobre la vida en la prisión. Sin embargo, a lo largo de este cuatrimestre gracias al desarrollo de nuestro proyecto de intervención, hemos podido acercarnos a la realidad que existe detrás de esta institución.

Según la Real Academia de la Lengua Española, se entiende la cárcel como el "edificio donde se encierra a los condenados a la pena de privación de libertad a los presuntos culpables de un delito". Lo cierto es que la cárcel, entendida como el espacio físico si que atiende a esta definición, sin embargo, hay una realidad que va mucho más allá de un conjunto de paredes y ladrillos.

Y es que, la cárcel se trata de una institución clave en nuestra sociedad, puesto que en ella se acoge a la población que ha infringido la ley para así, tras su paso por ella, tratar de rehabilitar y reinsertar a este colectivo:

Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados.
(Constitucion Española. Artículo 25.2)

Sin embargo, a pesar de que los grandes marcos teóricos nos plasmen pinceladas sobre lo que consiste la institución penitenciaria en España, hemos creído necesario conocer otros puntos de vista, así pues, ¿qué nos dicen los datos?

  • 82 centros penitenciarios hay en el total del Estado Español. Las provincias con mayor número de centros son Andalucía (cuenta con 14) y Cataluña (le sigue con 12).
  • 3 son las prisiones que se encuentran en funcionamiento en el País Vasco. Hay dos proyectadas.


  • 66881 presxs censados en el 2014 por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias
  • 153 presxs por cada 100000 personas. Esto convierte a España en el país de Europa con mayor índice de población presa por habitante.
  • 87% de las plazas están ocupadas. En el Estado español existe, como en otros tantos países, un problema de masificación en las prisiones.
  • 38 años es la edad media de la población reclusa del Estado.
  • 92,6% de la población encarcelada son varones.
  • 7,4% de la población encarcelada son mujeres
  • 1 año y 7 meses es la media de tiempo que la población convicta permanece en prisión en España.


Y ahora, ¿tienes una visión más concreta de las prisiones del Estado?



martes, 24 de marzo de 2015

LA REALIDAD DE GUANTÁNAMO

¿Violencia en Guantánamo?

El campo de detención de Guantánamo es un campo de concentración de alta seguridad situado en una base naval que Estados Unidos tiene en la bahía de Guantánamo, Cuba.​

Desde 2002, las autoridades estadounidenses la han usado como centro de detención para detenidos acusados de terrorismo, la mayoría de ellos detenidos en Afganistán durante la invasión de este país que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001.​


Guantánamo es sólo una parte del sistema de campos de detención que mantiene Estados Unidos en el exterior, y que incluye otros campos en Irak y Afganistán. Decenas de detenidos han sido llevados a Guantánamo desde otros centros de detención secretos de la CIA.

La base fue instalada en Cuba por Estados Unidos a principios del siglo XX gracias a un acuerdo firmado entre los dos países, acuerdo que actualmente Cuba rechaza alegando que fue firmado bajo presión.​

Situada junto a la bahía de Guantánamo, tiene 117,6 kilómetros cuadrados, de los que sólo 49,4 son de tierra firme, y una línea costera de 17,5 kilómetros. Está cercada por una alambrada electrificada de tres metros de altura. Tiene una dotación permanente de 435 marines que conviven con otros militares y civiles estadounidenses. La población total se cifra en unas 8.500 personas.​

Los prisioneros están distribuidos en cuatro campos rodeados de alambradas de malla metálica, donde pasan las 24 horas del día. Cada bloque tiene un total de 48 celdas.​
Reciben visitas de la Cruz Roja, organización que se encarga también de llevarles las cartas de sus familias. Oficiales estadounidenses inspeccionan el contenido de toda la correspondencia. Los prisioneros no pueden recibir visitas de sus familiares ni se les permitía, hasta marzo de 2012, hablar con ellos por teléfono de forma regular. Los detenidos están confinados durante un mínimo de 22 horas al día en celdas individuales de acero sin ventanas al exterior. Las luces de los pasillos y las instalaciones están encendidas noche y día.

Estados Unidos afirma que los detenidos reciben un "trato humanitario". No obstante, el hecho de que no se encuentren en suelo estadounidense -las autoridades no consideran la base de Guantánamo como parte del país- hace que no disfruten de los derechos que otorga la constitución de Estados Unidos a los detenidos, entre ellos, la presunción de inocencia o el derecho a un juicio con jurado.​

Con respecto a las condiciones del centro y detención, la administración estadounidense niega que se practique la tortura, insiste en que se trata de "una instalación modelo", y recuerda que ha sido visitada por más de 2.000 periodistas de 400 medios de comunicación de todo el mundo.​

Informes de Naciones Unidas señalan que existen evidencias de que algunos detenidos han sido torturados y denuncian alimentaciones forzosas a prisioneros en huelga de hambre e interrogatorios llevados a cabo tras confinamientos solitarios prolongados o en condiciones extremas de temperatura, luz y ruido. Otros tratos vejatorios han sido denunciados por organizaciones como Amnistía Internacional.​

Según Amnistía Internacional, 14 detenidos fueron trasladados a Guantánamo en septiembre de 2006 tras permanecer recluidos en régimen de incomunicación bajo custodia secreta de la CIA durante periodos de hasta 4 años y medio.​

De 2003 a 2011 habían muerto siete prisioneros en Guantánamo, de los que tres de ellos se suicidaron en junio de 2006 ahorcándose con las sábanas de sus camas, otros dos se suicidaron en 2007 y 2009, uno murió de cáncer y el último falleció de repente en febrero de 2011. Pese a estar bajo custodia, no se les practicó ninguna autopsia​.


 Cárcel de Guantánamo.

martes, 10 de marzo de 2015

CONDICIÓN DE EX-CONVICTXS Y DDHH

El ingreso de una persona en prisión, supone un total aislamiento afectivo y social, que conlleva sobre todo la pérdida de sus roles familiares y sociales. Durante el cumplimiento de la pena establecida, se supervisa constantemente el comportamiento de la persona y en caso de ser erróneo, se corrige estrictamente con una serie de normas formales que tienen las instituciones penitenciarias y que además, invaden la intimidad de las personas convictas.

Partiendo de la convicción de que las personas condenadas a penas de prisión se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad en el ejercicio de sus derechos fundamentales y aunque la privación de libertad es una sanción en sí misma y no debe conllevar penalidades añadidas, lo cierto es que las actuales condiciones de vida en los centros penitenciarios dificultan -cuando no impiden- el disfrute de los derechos básicos de la persona. (Ararteko, 1996, p.145)

Pero, ¿qué ocurre cuando una persona cumple la pena que se le había impuesto? A la salida de la cárcel, muchas son las necesidades que puede tener una persona y a su vez muchos son los obstáculos a los que tiene que enfrentarse.En numeradas ocasiones escuchamos que todas las personas tenemos derecho a una vida digna, sin embargo, ¿qué es de la vida digna cuando hablamos de personas ex convictas?

Si ya en el transcurso del cumplimiento de la pena las personas reclusas sufren una serie de privaciones (más allá de la sentencia) en lo que al disfrute de derechos elementales se refiere, resulta comprensible entender el complejo entramado que la puesta en libertad va a suponer para la vida de estas personas.



No podemos olvidarnos de que, en general, las personas que terminan por cumplir su pena de cárcel, se encuentran en un grave riesgo de exclusión social, además de que tendrán seguramente infinidad de dificultades para encontrar trabajo, que a su vez generará no poder tener una autonomía con la que pagarse un hogar, pagarse su pan de cada día, pagar la educación de sus hijos/as si los tuviese…etc.


miércoles, 4 de febrero de 2015

Segundas partes nunca fueron buenas...¿O sí?



¿Hasta qué punto somos capaces de perdonar? ¿Hasta que punto somos capaces de olvidar los errores que alguien ha cometido y dar una segunda oportunidad?

A lo largo de nuestra vida todas y todos nosotros y nosotras cometemos errores que pagamos de una manera u otra. Como en otros muchos aspectos de la vida, encontramos reacciones al error muy diferentes. Cada vez vivimos en una sociedad más rencorosa, en la que el perdón brilla por su ausencia. Nosotras apostamos por las segundas oportunidades, ¿tú con qué te quedas?